Si los locos fuéramos sinceros y lo declaráramos seríamos una mayoría que dominaría el mundo. Pero virtud del sano es camuflarse, esa sanidad llamada represión.
¡Cómo quisiera el loco agarrar su locura y tirarla de un puente! pero le huye a través de su mente como un imán de igual carga. Uno tiene un miedo y cuando lo echa vuelve en forma de fobia u obsesión.
Pero hay una minoría de locos camuflados que dominan el mundo, que su miedo se hizo obsesión por controlarlo todo. Otra minoría de locos, camuflados y no, somos terriblemente sensibles a los destrozos del otro bando.
¿Qué es un loco? Comparativamente y excluyendo las comparaciones tecnológicas tan odiosas, el loco es como una marioneta con una cierta cantidad de hilos enredados, tiene cierta dificultad para ejercer algunos movimientos. En casos más graves es incapaz de hacer más de un movimiento.
El loco no declarado es aquel Aquiles que ningún flechazo cotidiano le ha venido a dar en su talón.
Ecuación: a mayor cantidad de nudos, mayor tamaño del talón.
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