Donde ponen la bala, ponemos el ojo. Nos leyeron, al fin famosos, sólo para buscar algo incriminatorio. No fue uno de nosotros quien mató el amor o el arte. Los proctólogos y ginecólogos, se asombran de lo invasivo que se puede ser sólo con un par de ojos.
Lean! pero abran la puerta para que un rayo de sol les parta la cabeza.
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