jueves, 9 de octubre de 2008

Guerra

Y por más que vote por la paz por una cuestión de principios en mí siempre vivirá la guerra. No habrá mañana que al levantarme no haya un ejercito haciendo trinchera detrás de mis orejas, no habrá nunca un desayuno donde no se corte mi laringe para robar provisiones y no tenga el corazón tan lleno de migas como para querer un poco al mundo. Nunca moveré esta mano sin que me serruchen los tendones y me detonen las yugulares. No habrá día sin muertos y cremaciones a las siete de la tarde llenándome de humo y cadáveres los pulmones. A la noche, cuando todo parece pacifico, hasta los tiros, siempre quedaré con el bando vencido, quien viseral me fusila entre los traidores y rehenes.

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