El sol
pestañea. Antes los días eran más largos porque no quería perderse nada. El sol se aburre y sabe que cuando
pestañea pasan cada vez más cosas. Aún recuerda las primeras luces, ahora le aburren. Él mira, su mirar seca los ojos que ya no
pestañean. Recuerda, esos ojos tenían una gracia... millones de pequeñas esferas haciendo todo tipo de gestos. Ahora no
pestañean, han quedado estáticos, no sabe si de noche se cierran.
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