miércoles, 17 de julio de 2013

Las alas de las hadas

 Vos viniste y dijiste "tengo las alas de una hada en mis manos" y yo dije que eso era imposible.
-Te juro que las tengo ¿por qué no me creés?
- Dejame verlas.
- No puedo, se van a volar por el viento.
- ¿De dónde las sacaste?
- Estaban en el hueco de un árbol.
- ¿Cómo sabés que eran alas de hada?
- Porque se nota cuando son alas de hada, es obvio.
- ¿Cómo son?
- Son alas un poco transparentes, que brillan un poco.
- ¿Parecidas a las de una mariposa?
- En que son alas sí, pero son de hada.
- ¿Como las de las películas?
- Sí.
- ¿Cómo sabés que las películas dicen la verdad sobre las alas de las hadas?
- ¡Siempre tenés que destruir todo para creerlo! ¡No podés creer en nada!
- ¿Qué quiere decir creer?
- ¡Que no podés ser feliz y solamente querés deshacer mi felicidad!
- No, quería entenderla.
- La felicidad no es para entenderla es para compartirla.
- Pero, sin entenderla...
- Salí.
- Dale, mostrame las alas.
- No, se me van a volar.
- ¿y qué?
Me miraste y después de un rato abriste la mano, las alas quedaron pegadas por la transpiración, yo les puse un dedo arriba. Yo te dije "Son unas alas muy bonitas". Vos enojada me contestaste "¿Viste? sabía que no ibas a creer", y yo con una voz que se amontonaba en la garganta te pregunté "¿Qué importa? Me hacen feliz así tus alas"
Y fuimos felices y nos quisimos, que dicho con palabras es trillado, aburrido, cursi, inexacto y poco; pero para nosotros fue otra cosa que no nos interesaba explicar para que alguien más lo entienda.

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