jueves, 9 de junio de 2016

Lo que pasa y lo que no

Un aguilucho se para en la parte más elevada de la rama más alta del pino que está cruzando la calle frente a mi balcón. Mientras pienso lo raro que es un aguilucho acá, aparece otro que va al mismísimo lugar del pino y lo espanta. El primero se aleja volando con esfuerzo y vuelve planeando en una corriente de viento. Entonces, el segundo despega y lo persigue unos diez metros en diagonal descendente, escapando el primero se eleva supinamente hasta la punta de un poste de luz y el otro sigue volando en línea recta por la calle hasta perderse de mi vista.

Me quedo mirando al aguilucho parado en el poste. Ahora pienso en lo que me gusta mirar hacia donde nadie señala, atento a lo que pasa, sin saber si algo va a pasar.



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