martes, 30 de diciembre de 2008

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La saliva cae como esas cataratas cristalinas de los restaurantes chinos contra los adentros, las manos se mueven tan cortamente y rápido como las antenas de las cucarachas, y un rayo hace nido en mi pecho. Todo es obvio, esto ya lo viví; yo y 500 millones de personas, no hay originalidad, no hay posibilidad de sentirse único en este dolor y eso lo hace mas innoble. El sol no tiene nada que ver como me siento y me hace sentir mejor, y eso lo hace mas confuso. Entonces la arena lo resuelve todo, la tormenta de arena es el signo que supera a las pesadillas y a los cristales rotos. Supera a la Niebla y eso me pone contento. Porque hay un pequeño mundo en mí donde festejan los signos, los nacimientos y las ascensiones.

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