Hay que sacudirse el polvo que deja la eternidad para confesarse histórico. Inercia del tiempo muerto que lleva a la orilla viajeros marcados y confundidos. Dosis de buena suerte que podrían ser letales si el enfermo baila con su fiebre al son de las alarmas que no cuidan.
La bondad de hacer crecer un demás en nuestro propio departamento, tanto amor da miedo y el miedo traiciona, huir de los demás aunque sea abandonado el edificio.
Huir bailando el vals sin saber bailar ni oír música alguna. Cuerpo estable de una sociedad donde la desnudez la ha impuesto el rey y el terror de la inconsciencia de saber que no hay música ninguna y todas las sillas ya están ocupadas.
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