viernes, 7 de diciembre de 2012

Bestiario

No voy a mentirte, un coro de loros mudos me juzga bajo la luna. Quisiera saber a través de estos lagos qué viento corre entre tus dedos. Acá me ahogo entre puntos suspensivos y peros. No hay topos en los mios, ya nadie me persigue con sus perros. Los murciélagos gritan tras mí y ni así salgo a atraparte. Dudo que aún siga la pluma y la espada. El caballo correr explica la hermosura, el huir de las sales, el cielo que amenaza con su infarto. Todavía la transpiración grita presente, vivos, calientes. Afuera tiran carne con vidrio, alimento balanceado y aquí comiéndonos los codos.

Corre por mis venas otra vez, trae las mariposas que siempre refugias tras tus dientes.
Hija de las abejas, enseñame tu vómito y el volar sobre las ciencias del no querer. Corre lejos, no sé manejar los cuchillos, adoctrinarme en apagar las alarmas, el televisor.

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