Me gustaría tener un arma. Un arma que me arme, no importa cuál sea, no importa qué sea, basta que me arme. No es imprescindible que dañe o que amenace, pero sí que me arme contra quién me desarma. Un arma que dure, una armadura que me haga sentir armado para salir sin temer que me roben mis pocas seguridades, mis secretos o el chanchito de felicidades. Le pregunté a el chino por armas, me dijo “hay un ciclo de las almas, no cualquiel alma, un alma que cambia”, pienso que hablábamos de lo mismo o casi.
2 comentarios:
Esponjoso. Susana
Cada vez menos cosas publicás estas en otra?
Publicar un comentario