domingo, 6 de julio de 2014

ACabaYo

No debería ajustar más esas costillas. Ya respira como ratón asustado y las arterias se le agarrotaron. Pero el jinete no se baja, sabe que es un enano menudo sin su animal que todo lo realza. ¿Hace cuánto que no ve a alguien feliz? ¿Hace cuánto que no ve? Está en sí mismo como quien intenta dormir en un colectivo. Una mano se le pegó a la cabeza y otra a las costillas opuestas. Las espuelas son la obviedad burda, la prueba de fe, el dolor de un cuello tan agachado por la monta. Un día deberá romper el espejo y entender todo lo que no era él.

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