Me pasa siempre que veo las cartas de un escritor, los textos que quiso quemar o los cuadros ocultos bajo un blanqueado del lienzo de los antiguos pintores. A nadie se le ocurre recolectar las piedras sobrantes del David y presentarlas como obras de Miguel Ángel, espero no estar dando ideas.
El borrar no es el negar, el borrar es ahorrarle a los demás nuestros defectos o nuestras partes que no deseamos que sean exhibidas.
Pero siempre están los exhibicionistas de lo ajeno.
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