Y tras las usuras del tiempo no había nada, no estaba mi imagen como en un espejo, ni la luz, ni la redención.
Detrás del sonido del teléfono vibraba un universo
vacío y solitario. Detrás de los poemas de amor había solo una hoja en blanco. En esa ausencia, la muerte, como una sombra en la oscuridad. Tal vez sea la vida que se proyecta, pero que se yo, está el silbido sordo del olvido, las hormigas del dolor.
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