lunes, 8 de diciembre de 2008

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Después de dejar salvar a la humanidad por tercera vez se siente en regla y apaga el televisor. Como todo hombre de bien, él también merece un sueño reconfortante ¿Qué sería del mundo si él no se indignase por las muertes anoticiadas? Un lugar peor. Claro que él es solo una pequeña parte, que no puede hacer nada por su cuenta pero cada indignación individual suma a la indignación de todos, y no solo eso, él va más allá de su deber y se expresa en radios y lugar que encuentra por internet, con una acción moralizadora, educativa y formativa, que de seguro cambia el pensamiento de otros que no llegarán a las mismas conciliaciones de sus frinísimas reflexiones.
Todo esto pensaba dando vueltas en la cama, el maldito insomnio, diagnosticándose estrés y así no se puede vivir se toma la tercera pastilla para dormir.
A las dos horas era la quinta vez que se despertaba entre pesadillas que lo llevaron a colocar el revolver debajo de la cama para luego ser trasladado a abajo de su almohada.
Se despierta a las 9, una hora tarde y esto hace que se pierda el informativo al que suele llamar. Desayuna apurado mirando hora, temperatura, humedad y asesinatos en el canal de las noticias.
Al pasar el umbral de la puerta sus piernas se revelan, un sudor frío lo expele y el mundo gira. Se mete, se coloca unos auriculares, toma algo de la habitación y se acomoda frente al espejo para notarse igual. La cosa va un poco mejor aunque en su cabeza más bien no. Mira atentamente a todos, al que va atento no lo van a sorprender estos chorros de mierda. Se dice con una imagen escatológica espantosa.
Ya devuelta en la calle (antes estaba en el subte), el corazón comienza a latir más fuerte, sus percepciones se agudizan como un animal acechado, algo lo aborda por la espalda junto con el pánico. Veloz, único importante en esta situación, saca el revolver y lo coloca justo en el ombligo del asechante. "¿Qué querés hijo de re mil puta?" dice entre dientes. El otro no contesta pero posee un gesto propio del diablo. "¿Qué vas a hacer ahora puto?". El otro balbucea y dirige una mano temblorosa a su bolsillo.
- Muere con dos orificios de entrada a la altura del abdomen; el ladrón no lo dejó siquiera sacar su billetera ejecutándolo a quema ropa. Por suerte - Prosigue la notera hablándole a su compañero en canal - un policía consiguió abatir al malhechor en el acto.
Los teléfonos en las radios quemaban, muchos querían dar su opinión, moralizadora, educativa y formativa, sobre este chorro de mierda que mató a un ciudadano común y que podría haber sido cualquiera de nosotros.

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